martes, 23 de agosto de 2016

Píldora

LA NOCHE DE “PAPILLÓN”


Esa noche fue su presentación en la sociedad literaria caraqueña. Su libro “Papillón” era ya un éxito de venta y algunos críticos anunciaban la aparición tardía de un nuevo escritor. Para los contertulios del Gran Café de Sabana Grande era una ocurrencia más de Henri, el estrafalario y locuaz francés que solía contar sus epopeyas en los bajos fondos parisinos; en los calabozos de Cayena y El Dorado; sus fugas cinematográficas y sus aventuras en los laberintos nocturnos de la prostitución. La cita aquella noche fue en la vieja casa del Ateneo de Caracas en Los Caobos y la bienvenida estuvo a cargo del joven narrador de “Piedra de Mar” Francisco Massiani y el consagrado poeta del Techo de la Ballena Caupolicán Ovalles. Henri Charriere dijo algunas palabras con menos elocuencia que las escritas en las páginas de su best seller elogiado horas antes por Pablo Neruda. “Papillón” abandonó el país, se confundió con el oropel de la farándula mundial;  su libro fue traducido  27 idiomas; se consagró en las salas de cine del mundo entero gracias a prestigiosos actores de Hollywood y su nombre se hizo familiar en la “revista del corazón”.  Desde su residencia en la Costa del Sol antes de morir en 1973 recordó sus años caraqueños en entrevista con el periodista Ubaldo Nicchi: “los venezolanos no me fabricaron tal como soy, pero me dieron la posibilidad, la libertad, la confianza de elegir otra manera de vivir que la justicia francesa me negó. Sólo por eso le debo un eterno agradecimiento a Venezuela”. 

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