Análisis

“EL ENCANTO”: HACE 53 AÑOS

El domingo 29 de septiembre de 1963 el tren “El Encanto” ofrecía como siempre una sana distracción a cientos de caraqueños que se deleitaban con la belleza natural de los Altos Mirandinos. Justo al llegar al túnel número diez ráfagas de ametralladoras de confundieron con el ruido de la locomotora y cinco guardias nacionales, dos niños y cuando menos ocho mujeres fueron heridas de bala quienes posteriormente murieron.

      Los disparos provenían de una brigada de quince hombres fuertemente armados pertenecientes a las Fuerzas Armas de Liberación Nacional FAL, un grupo subversivo compuesto por militantes del Partido Comunista PCV y el Movimiento de Izquierda Revolucionario MIR. Desde ese día se habla del “asalto al tren El Encanto” un episodio sangriento cuyas consecuencias habrían de ser catastróficas para la estrategia de la lucha armada.

El gobierno de Betancourt (faltaba tres meses para las elecciones presidenciales que lo relevaría del poder) con el apoyo de la opinión pública impactada por el criminal acto actuó con mano dura: decretó la suspensión de las activadas legales de los dos partidos y ordenó la detención de sus principales líderes quienes gozaban de inmunidad parlamentaria como senadores y diputados.

      El gobierno hizo un inteligente uso mediático  del atentado y el candidato oficialista Raúl Leoni resultó electo como Presidente de la República, mientras la ofensiva insurreccional pasó a un segundo plano. Con el tiempo se supo que se trató de la operación de una brigada que actuaba sin la autorización de la dirigencia de los partidos pero que en la práctica habían logrado el control de las operaciones.

     El “asalto al tren El Encanto” puso término a la fase de auge de la lucha armada de los partidos más importantes de la izquierda apoyados directamente por el gobierno de Fidel Castro en Cuba y demostró cómo el triunfalismo, la emoción mal administrada y el voluntarismo, en un solo acto pueden arruinar una política por muy bien concebida y  planificada que haya sido. ¡Así es la historia!