El poeta no había muerto
“Vivió a todo
trapo, con la velocidad del barco del corsario que atraviesa los mares como
cualquier burgués atraviesa un trozo de queso en una tertulia vespertina y
domestica”. Así escribe el escritor español J.J Armas Marceló su nota de
presentación del libro “En (des) uso de razón, Caupolicán Ovalles” (Antología
poética y otros textos).
Una compilación que
rinde homenaje al intelectual e iconoclasta venezolano fallecido en 2001 y quien
próximamente cumpliría 80 años. Ovalles, junto a otros jóvenes escritores fundó
a comienzo de los años 60 el grupo literario “El Techo de la Ballena” que
habría de marcar una ruptura en la literatura venezolana por la calidad y el compromiso
de sus miembros y el nivel de sus obras y creaciones. Venido de la bohemia
madrileña escribe en 1962 el poema, “Duerme usted, Señor Presidente” durante el
Gobierno de Rómulo Betancourt y en plena insurgencia subversiva de la izquierda
que lo condujo al exilio. Ya eran conocidos sus textos irreverentes, su
admiración por “el dadaísmo” y los movimientos que encarnaban la rebeldía literaria
de la época. Con los años habría de conformar junto a Salvador Garmendia,
Adriano González León, Carlos Contramaestre, Rodolfo Izaguirre, entre otros, la
columna vertebral de movimientos que implicaron la ruidosa renovación de las letras nacionales.
Pero Ovalles fue
además promotor de la vasta investigación histórica “La Gran Papelería del Mundo”
que da cuenta de episodios fundamentales del país ocurridos entre 1501 y 1974.
Personaje hecho para la ruptura y el escándalo, un día en el bar “El Viñedo” de
Sabana Grande decidió proclamarse Presidente de una fulana “República del Este”
que habría de funcionar durante muchos años como respuesta simbólica y ruidosa,
impulsada por intelectuales y políticos rebeldes frente al poder formal. Su espacio
fueron restaurantes, bares y las calles
de un boulevard que solía presenciar exposiciones y curiosas demostraciones de
creatividad de un conjunto de artistas empeñados en formas escandalosas del
quehacer literario.
Recientemente, “Rayuela
/ taller de ediciones”, ha publicado un libro que resume poemas, textos,
entrevistas, noticias relevantes y reconocimientos de colegas y amigos que de
esta manera dejan testimonio de amistad y admiración por el popular “Caupo”, quien
nunca dejó de ser, el Rey de Sabana Grande.
Recuerdo que días
antes de su muerte y tras la noticia de una grave enfermedad desde la barra de
“La Quintana”, entonces el templo de la vodka meridiana, junto al joven actor y
fanático “ballenero”, Alberto Alifa, le llamamos por teléfono. Nos dijo no
sentirse bien pero tampoco tan mal como decía, pero se notaba una sonrisa menos
estridente que la habitual pero confesó con cierta resignación: “Tengo ya una mirada
descontemplativa”. El poeta todavía no había muerto.
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