sábado, 11 de febrero de 2017

Articulo Nuevo Dia

La gloria del Panteón Nacional

El Panteón Nacional no siempre ha sido el refugio mortal de los grandes héroes de la patria. Por lo demás, el concepto de venezolanos “excepcionales” y como tal merecedores de la “gloria eterna” fue fundamentalmente estimulado por la prosa romántica de los historiadores de la Independencia. Muchos venezolanos desarrollaron tareas mucho más modestas que la guerra y exhibieron cualidades durante su vida, que también lo hicieron merecedores a este reconocimiento. 

Vale un ejemplo: El 19 de marzo de 1820 en el Consejo del Estado Aragua, nació José Jesús González, hijo de una esclava quien muy joven se incorporó a los grupos guerrilleros que operaban en tierras aragüeñas y llaneras. Se hizo famoso por su actuación en la llamada “insurrección antiesclavista” encabezada por Ezequiel Zamora. En los combates era conocido como “el agachado” porque era característico su grito cuando iba a emprender un ataque: “Por aquí muchachos, agachaditos”.

En aquellos tiempos fue combatiente al lado de Joaquín Crespo y en una batalla en las cabeceras del río Chirgua cayó abatido por las fuerzas del general Facundo Camero. El odio desatado entonces hizo que su cadáver fuera rechazado por el cura de San Francisco de Tiznado, abandonado y enterrado en un monte cercano. Con los años Joaquín Crespo fue Presidente de la República y en un gesto de lealtad con su compañero de lucha y de riesgos,  junto a otro combatiente llamado Zoilo Medrano, fueron llevados al Panteón Nacional, donde hoy descansan sus restos. Un acto de justicia.



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