Análisis
“EL CASO
VENEZUELA” EN LA GEOPOLITICA MUNDIAL
“El
Caso Venezuela” merece cada vez mayor atención de las instancias
internacionales tanto como ocurre con los conflictos armados del Medio Oriente,
África y el riesgo de una nueva conflagración por las provocaciones nucleares
de Corea Del Norte. La reciente sanción del Departamento del Tesoro de Estados
Unidos a ochos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia fue acompañada por
una nueva advertencia de Donald Trump, sobre las graves “tensiones
políticas venezolanas” al finalizar la
reunión sostenida con el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos, quien
declaró a la vez “haremos todo lo que sea necesario en cooperación con otros
países para arreglar la situación en Venezuela”.
La
preocupación por el rumbo de la crisis nacional llego al Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas ( un escenario
tradicionalmente reservado para considerar graves conflictos armados) a través
de la embajadora norteamericana Nikki Haley, y si bien el planteamiento no
mereció una votación del organismo, el tema quedo consignado seguramente para
futuras ocasiones de no haber una solución
consensuada a la conflictividad política que desde hace más de un mes se
ha contaminado con una creciente violencia
con saldo de muertes , heridos, detenciones y daños materiales a
comercios e industrias ya no sólo focalizados en los espacios tradicionales de
la oposición sino incluso en remotos lugares del interior.
Por
primera vez, después de la “Crisis de los Misiles” en Cuba en 1962 que estuvo a punto de provocar una nueva Guerra Mundial al enfrentar a
Estados Unidos y la Unión Soviética, y la ocupación de las Islas Malvinas por
los militares argentinos en 1982 que
activó la presencia de la Flota Inglesa en la región, ningún hecho ocurrido en el continente en los
últimos años había tenido un alcance mas allá de los limites regionales. La
larga guerra centroamericana; la lucha contra la dictadura de Somoza en
Nicaragua; el conflicto guerrillero de Colombia, el derrocamiento de Allende en
Chile y la represión desatada por la dictadura de Pinochet en los años
siguientes; y las prácticas genocidas de
los dictadores en el Cono Sur en los años setenta, entre otros eventos, siempre
fueron abordados por la Organización de
Estados Americanos (OEA) y las gestiones de los gobiernos vecinos. ¿Por qué entonces la polarización política venezolana,
sin que haya llegado todavía a las dimensiones de una abierta guerra no
convencional, suscita no sólo la preocupación sino el interés en actuar de
manera concreta por los factores que rigen las relaciones internacionales?.
EL
ANTECEDENTE CUBANO
Varias
razones explicarían el asunto. Luego de la caída del Bloque Comunista; de la
invasión de Estados Unidos a Irak en 1990;
de los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York en el 2001 y las
guerras siguientes de Afganistán y de nuevo Irak y más recientemente los
resultados de la “Primavera Árabe” en el
2011, han puesto en claro una nueva configuración geopolítica del mundo, que
coincide con la emergencia y fortalecimiento de China como una de las primeras
potencias económicas, Hugo Chávez en su proyecto de la Revolución Bolivariana, que
tuvo un indudable impacto en América Latina
y a propósito de una favorable coyuntura de los precios del petróleo desarrolló
una nueva diplomacia para vincular Venezuela a las naciones que ahora ejercen
el contrapeso de la política de Washington, papel que el pasado ejercía la
Moscú. La operación diplomática chavista tuvo dos efectos: la influencia de la
propuesta bolivariana encontró aliados en países suramericanos en especial ,en Brasil
y Argentina cuyos mandatarios definieron
una política común en el 2005 en el Mar del Plata al derrotar la propuesta del
ALCA de Estados Unidos y abrieron espacio a una mayor integración no sólo
económica si no a mayores coincidencias políticas en una estrategia que se
extendió a Centroamérica y el Caribe a partir de convenios de colaboración
energética como Petrocaribe.
Al
mismo tiempo, esa política reforzó
relaciones con países del Medio Oriente y no sólo con los viejos socios de la
OPEP, también con naciones de la ex Unión Soviética y acentuó las relaciones
económicas con China y sus aliados hasta
el punto de que hoy la potencia asiática luego de Estados Unidos es el principal socio de la economía venezolana.
De
alguna manera, guardando las distancias, se trataba de seguir los pasos de la
operación de Fidel Castro en el año sesenta de alianza con la Unión Soviética
en el marco de la “Guerra Fría” que de alguna manera lo ponía a salvo de la intervención
anunciada de Estados Unidos y le permitía tal como ocurrió, prolongar un largo
mandato. Ello explicaría que frente a la situación venezolana los gobiernos de
China , Rusia e Irán (los más representativos
del nuevo esquema multipolar) hayan
expresado su apoyo de manera directa al gobierno venezolano en términos, como el caso de Putin de forma categórica, en lenguaje
diferente a lo ocurrido con otras crisis y conflictos más graves y extremos anteriores
en la región y también porqué el más alto nivel de los Estados Unidos, Canadá,
y de la Unión Europea advierte sobre un escenario incierto y peligroso de la
situación venezolana .
¿RUMBO A
SIRIA?
La
politóloga Elizabeth Burgos analizaba recientemente la situación de país a propósito de la presencia en Moscú del
Ministro de la Defensa Vladimir Padrino López
y la vigencia del “Convenio Integral de Cooperación” suscrito por Hugo
Chávez y Fidel Castro el año 2000 y reactualizado y ampliado ahora por el
militar venezolano en la capital rusa, y que supone cooperación y asistencia
militar ante la posibilidad de que ambos países se vean amenazados no sólo,
desde el exterior, si no también en situaciones que pongan en peligro la
seguridad y el orden nacional. Burgos considera “que el reciente encuentro en
Moscú no es una simple coincidencia y que el desenlace de la crisis venezolana
también supondría eventualmente la paz del continente” y se pregunta: “¿Venezuela
rumbo a Siria?”
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