CRÓNICA: "EL ÚLTIMO TANGO DE GARDEL"
Deloffre parece inquieto, Mediasuela hace flexiones en la
puerta de “La Suiza” y del fondo de la sala se deslizan sones, boleros y de vez
en cuando un pasodoble. Bisoña con la trompeta deja sus pulmones en los
sostenidos del “Manisero”. A los minutos enfrente se estaciona un packar negro
y Deloffre abre la puerta del auto y da la mano al invitado, un hombre de
regular estatura, de piel mestiza, con una ancha sonrisa empotrada a la cara,
vestido con un traje de casimir marrón de leves rayas blancas, corbata de seda
y un sombrero en la mano. El invitado entra y saluda con un gesto afirmativo de
la cabeza. En una larga mesa adornada con flores y candelabros es recibido con
saludos y abrazos. En el escenario Graciela canta “Vereda Tropical”. Hay
aplausos, se baila, el bullicio cubre el ambiente con decenas de copas de
champaña en alto. Con discreción el invitado se levanta y se dirige a una mesa
cercana, saluda cortésmente y tiende la mano a una joven de ojos negros,
caballera atractiva y que sonríe con cierta timidez. El invitado y la joven
caminan hacia la pista y el bandoneón sacude “La cumparsita”. El invitado da
pasos seguros, hace giros bruscos, se mueve con serena soltura, deja a la
pareja y parece un enfurecido acróbata, mientras la joven se acopla cada vez
mejor al ritmo y los movimientos. El ruido aturde la sala, con aplausos y más
música. En el bar Deloffre observa jubiloso. Pedro Juan, un sanjuanero que cuenta
con gracia la chismografía de la ciudad, ahora se quita el sombrero, sonríe y
me dice: “te lo aseguro hermano, Gardel bailó su último tango en Caracas”.
Carlos Gardel murió en
un accidente aéreo en Medellín el 24 de junio de 1935
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