Análisis
El viejo dilema: Votar o no
votar
La MUD formalizo la inscripción
de sus candidatos para las elecciones regionales del 10 de diciembre, pese a
reservas de algunos miembros que
consideraban que con esa decisión se legalizaba la elección de la Asamblea
Nacional Constituyente considerada fraudulenta por ellos. Henry Ramos Allup tomo
la iniciativa de la postulación de los candidatos de AD, lo que tuvo un efecto
inmediato en las demás organizaciones opositoras. La discusión de ir o no ir a
las consultas electorales ha sido una constante en la política venezolana.
“CON EL PAÑUELO EN LA
NARIZ”
Al asumir la transición
postgomecistas en 1936 Eleazar López Contreras, propuso una reforma
constitucional que implicaba el nombramiento de nuevos diputados con el
propósito de ofrecer una señal en el camino hacia la democracia; por supuesto no
se apelaba al voto de la población sino que mediante la ley gomecista se
escogerían algunos parlamentarios lo cual no alteraría la composición del
cuerpo. Era lógico que líderes venido
del exilio y salidos de la cárcel con ideas renovadoras rechazaran la
propuesta, cuando en el país se vivía una creciente conflictividad entre los
herederos del gomecismo y los jóvenes fuerzas democráticas. López Contreras
gobernaba con su sabio manejo de “calma y cordura” y los partidos que entonces
nacían eran integrados por jóvenes emparentados con ideas de izquierda que no
podían ver con buenos ojos una prolongación del viejo despotismo. Rómulo
Betancourt líder de “La Generación del 28” sorprendió con una declaración en la
cual aconsejaba votar a favor de la reforma pero con “el pañuelo en la nariz”.
LA UNIDAD ES LA
SOLUCIÓN
En 1952 la junta presidida por Germán
Suarez Flamerich, convoco a unas elecciones constituyentes. AD, el partido
mayoritario había sido ilegalizado, sus líderes estaban en la cárcel o en el
exilio y además sus dirigencia había decretado una línea insurreccional por lo
que era comprensible entonces que se negara a participar; el Partido Comunista
también permanecía en la clandestinidad; URD y COPEI actuaban en una semi-legalidad
y sus dirigentes eran acosados por la Seguridad Nacional. Sin embargo ambos partidos
decidieron concurrir en el entendido que ello tendría un papel testimonial de
denuncia de la dictadura, pero convencidos que en aquel contexto no existían razones
para confiar en la victoria. Jóvito Villalba y Rafael Caldera salieron en
campaña, y el líder urredista acuño la frase “la unidad es la solución” para
estimular votos mas allá de las discretas fronteras de su partido. Días antes
de las elecciones del 30 de noviembre Villalba no confinaba en el triunfo según
José Vicente Rangel el joven dirigente
universitario que le acompañaba. Como se sabe el día de la consulta se produjo
una contundente victoria de los candidatos URD seguidos de los candidatos de
COPEI que dieron cuenta del Frente Electoral Independiente partido construido por empleados públicos. Sin
mas camino, el gobierno militar desconoció los resultados y consumó un golpe de
Estado para implantar la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
1957-1963
Situaciones parecidas ocurrieron
en los siguientes años. Según la constitución
perejimenista del 1953 en su artículo 104 se establecía el fin del
periodo presidencial de 1957 y en consecuencia el llamado a elecciones: ¿era
posible creer en el acto electoral en pleno esplendor del perezjimenismo, sin
libertad de prensa, sin partidos y con un férreo control policial de la
población? ¿Podrían realizarse comicios sin participación opositora toda ella
en el exilio o en las cárceles?. Luis Herrara Campins desde Múnich dio a conocer un lúcido
ensayo titulado “Frente a 1958” donde planteaba el uso de lo que parecía una
hipotética vía electoral. Los partidos en el exilio y la clandestinidad
comenzaron a reflexionar sobre esta posibilidad y surgieron posibles nombres de
venezolanos independientes como Caracciolo Parra Pérez, Arnoldo Gabaldon y
Rafael Caldera quien, acosado policialmente vivía en el país; en los cuarteles
se habló del coronel Oscar Tamayo Suarez jefe de la Guardia Nacional e incluso
el gobierno llego pensar en una amnistía que podría favorecer a los ex
presidente Betancourt y Gallegos. A los días creció el consenso en torno al
líder copeyano con el apoyo de AD y el PCV en caso de abrirse el cauce
electoral. ¿Con todo el poder y el más descarado ventajismo suponía el gobierno
que podría perder la elección? Luego se comprobó que ciertamente lo suponía por
cuanto se inventó “la mascarada” del plebiscito del 15 de diciembre de
1957 sin participación popular, sin
opinión disidente y sin reglamentación electoral que resulto ser un grotesco
fraude que activó los mecanismo de la resistencia no sólo de los partidos sino
de sectores sociales, lo cual en el
curso de un mes condujo a la caída del dictador.
Podría citarse también lo ocurrido en la elecciones de 1963
cuando los partidos ilegalizados PCV y MIR declararon la abstención y
planificaron una operación militar de largo alcance llamada “La Toma de Caracas” para lo cual
se contó también con la ayuda de armamentos procedentes de Cuba y las
activación de las brigadas guerrilleras rurales y urbanas. Si bien es cierto
que en ese momento se implemento “El Plan República” con las Fuerzas Armadas, (que
aún permanece vigente) ese día no se registró ningún hecho importante de
violencia y lo más significativo aun fue
la masiva concurrencia a las urnas que resulto
histórica con la elección de Raúl Leoni como Presidente de la República.
LA DUDA DE CHÁVEZ
Habría que recordar también que
en vísperas de las elecciones de 1998 cuando el cuadro electoral parecía
cruzado por la inmensa popularidad de Irene Sáez, la fuerza acumulada por el
aspirante adeco Claudio Fermín y el líder carabobeño Enrique Salas Romer, Hugo
Chávez recién salido de la cárcel comenzó a recorrer el país con su movimiento
bolivariano y encontró un importante eco en los sectores populares. ¿Había acaso
condiciones para un nuevo intento de golpe de Estado ahora fuera de los
cuarteles? ¿Acaso ya todas las encuestas no configuraban el escenario
presidencial para diciembre de 1998?.
Contracorriente y venciendo la opinión de sus principales partidarios todos
ellos con posiciones ideológicas tomadas, Chávez se atrevió a proponer el
camino de las elecciones en condiciones que entonces no parecían favorables para
su proyecto. Ya se sabe lo que ocurrió porque como se ha comprado de alguna
manera la vocación democrática de los venezolanos se expresa con la práctica
del voto, más allá del contexto en el cual se realiza. No es casualidad que las
últimas encuestas registren un rechazo al gobierno entre setenta y ochenta por
ciento pero los mismos sondeos atribuyen
esos porcentajes a la decisión ciudadana de concurrir a las urnas a todo evento.
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