miércoles, 16 de agosto de 2017

El viejo dilema: Votar o no votar

Análisis                                         
                                    El viejo dilema: Votar o no votar
La MUD formalizo la inscripción de sus candidatos para las elecciones regionales del 10 de diciembre, pese a reservas de algunos  miembros que consideraban que con esa decisión se legalizaba la elección de la Asamblea Nacional Constituyente considerada fraudulenta por ellos. Henry Ramos Allup tomo la iniciativa de la postulación de los candidatos de AD, lo que tuvo un efecto inmediato en las demás organizaciones opositoras. La discusión de ir o no ir a las consultas electorales ha sido una constante en la política venezolana.

“CON EL PAÑUELO EN LA NARIZ”
Al asumir la transición postgomecistas en 1936 Eleazar López Contreras, propuso una reforma constitucional que implicaba el nombramiento de nuevos diputados con el propósito de ofrecer una señal en el camino hacia la democracia; por supuesto no se apelaba al voto de la población sino que mediante la ley gomecista se escogerían algunos parlamentarios lo cual no alteraría la composición del cuerpo.  Era lógico que líderes venido del exilio y salidos de la cárcel con ideas renovadoras rechazaran la propuesta, cuando en el país se vivía una creciente conflictividad entre los herederos del gomecismo y los jóvenes fuerzas democráticas. López Contreras gobernaba con su sabio manejo de “calma y cordura” y los partidos que entonces nacían eran integrados por jóvenes emparentados con ideas de izquierda que no podían ver con buenos ojos una prolongación del viejo despotismo. Rómulo Betancourt líder de “La Generación del 28” sorprendió con una declaración en la cual aconsejaba votar a favor de la reforma pero con “el pañuelo en la nariz”.

LA UNIDAD ES LA SOLUCIÓN

En 1952 la junta presidida por Germán Suarez Flamerich, convoco a unas elecciones constituyentes. AD, el partido mayoritario había sido ilegalizado, sus líderes estaban en la cárcel o en el exilio y además sus dirigencia había decretado una línea insurreccional por lo que era comprensible entonces que se negara a participar; el Partido Comunista también permanecía en la clandestinidad; URD y COPEI actuaban en una semi-legalidad y sus dirigentes eran acosados por la Seguridad Nacional. Sin embargo ambos partidos decidieron concurrir en el entendido que ello tendría un papel testimonial de denuncia de la dictadura, pero convencidos que en aquel contexto no existían razones para confiar en la victoria. Jóvito Villalba y Rafael Caldera salieron en campaña, y  el líder urredista  acuño la frase “la unidad es la solución” para estimular votos mas allá de las discretas fronteras de su partido. Días antes de las elecciones del 30 de noviembre Villalba no confinaba en el triunfo según  José Vicente Rangel el joven dirigente universitario que le acompañaba. Como se sabe el día de la consulta se produjo una contundente victoria de los candidatos URD seguidos de los candidatos de COPEI que dieron cuenta del Frente Electoral Independiente  partido construido por empleados públicos. Sin mas camino, el gobierno militar desconoció los resultados y consumó un golpe de Estado para implantar la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.   


1957-1963
Situaciones parecidas ocurrieron en los siguientes años. Según la constitución  perejimenista del 1953 en su artículo 104 se establecía el fin del periodo presidencial de 1957 y en consecuencia el llamado a elecciones: ¿era posible creer en el acto electoral en pleno esplendor del perezjimenismo, sin libertad de prensa, sin partidos y con un férreo control policial de la población? ¿Podrían realizarse comicios sin participación opositora toda ella en el exilio o en las cárceles?. Luis  Herrara Campins desde Múnich dio a conocer un lúcido ensayo titulado “Frente a 1958” donde planteaba el uso de lo que parecía una hipotética vía electoral. Los partidos en el exilio y la clandestinidad comenzaron a reflexionar sobre esta posibilidad y surgieron posibles nombres de venezolanos independientes como Caracciolo Parra Pérez, Arnoldo Gabaldon y Rafael Caldera quien, acosado policialmente vivía en el país; en los cuarteles se habló del coronel Oscar Tamayo Suarez jefe de la Guardia Nacional e incluso el gobierno llego pensar en una amnistía que podría favorecer a los ex presidente Betancourt y Gallegos. A los días creció el consenso en torno al líder copeyano con el apoyo de AD y el PCV en caso de abrirse el cauce electoral. ¿Con todo el poder y el más descarado ventajismo suponía el gobierno que podría perder la elección? Luego se comprobó que ciertamente lo suponía por cuanto se inventó “la mascarada” del plebiscito del 15 de diciembre de 1957  sin participación popular, sin opinión disidente y sin reglamentación electoral que resulto ser un grotesco fraude que activó los mecanismo de la resistencia no sólo de los partidos sino de sectores sociales, lo cual  en el curso de un mes condujo a la caída del dictador.
Podría citarse también lo ocurrido en la elecciones de 1963 cuando los partidos ilegalizados PCV y MIR declararon la abstención y planificaron una operación militar de largo alcance  llamada “La Toma de Caracas”  para lo cual  se contó también con la ayuda de armamentos procedentes de Cuba y las activación de las brigadas guerrilleras rurales y urbanas. Si bien es cierto que en ese momento se implemento “El Plan República” con las Fuerzas Armadas, (que aún permanece vigente) ese día no se registró ningún hecho importante de violencia y lo más significativo aun  fue la masiva  concurrencia a las urnas que resulto histórica con la elección de Raúl Leoni como Presidente de la República.

LA DUDA DE CHÁVEZ

Habría que recordar también que en vísperas de las elecciones de 1998 cuando el cuadro electoral parecía cruzado por la inmensa popularidad de Irene Sáez, la fuerza acumulada por el aspirante adeco Claudio Fermín y el líder carabobeño Enrique Salas Romer, Hugo Chávez recién salido de la cárcel comenzó a recorrer el país con su movimiento bolivariano y encontró un importante eco en los sectores populares. ¿Había acaso condiciones para un nuevo intento de golpe de Estado ahora fuera de los cuarteles? ¿Acaso ya todas las encuestas no configuraban el escenario presidencial  para diciembre de 1998?. Contracorriente y venciendo la opinión de sus principales partidarios todos ellos con posiciones ideológicas tomadas, Chávez se atrevió a proponer el camino de las elecciones en condiciones que entonces no parecían favorables para su proyecto. Ya se sabe lo que ocurrió porque como se ha comprado de alguna manera la vocación democrática de los venezolanos se expresa con la práctica del voto, más allá del contexto en el cual se realiza. No es casualidad que las últimas encuestas registren un rechazo al gobierno entre setenta y ochenta por ciento  pero los mismos sondeos atribuyen esos porcentajes a la decisión ciudadana de concurrir a las urnas a todo evento.

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