ANÁLISIS
EL
CASO VENEZUELA ¿DIALOGO O INJERENCIA?
Manuel Felipe Sierra
¿Por qué el “Caso Venezuela”
se ha convertido en tema prioritario de la política internacional compartiendo
con las provocaciones nucleares de Norcorea, las migraciones masivas y el
terrorismo la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas? Por primera
vez el nombre de un mandatario venezolano, en este caso Nicolás Maduro, ocupa
minutos en el discurso de un Presidente de Estados Unidos como Donald Trump. La
semana pasada en su debut ante el foro
mundial el gobernante se refirió a las sanciones impuestas por su gobierno en
materia económica al país y a las prohibiciones personales a Maduro y sus más
cercanos colaboradores. Horas después la embajadora ante la Organización Nikki
Haley advirtió que no se descarta incluso el embargo petrolero.
El viernes 22 el gobierno de
Canadá anunció que Maduro y cuarenta funcionarios de su equipo eran objeto de
medidas de congelación de bienes y prohibición de actividades económicas en su territorio.
Todo indica que el “efecto Trump” podría repercutir en otras naciones como Perú
que encabeza la “línea dura” en el concierto latinoamericano frente a la
situación venezolana.
Además del lógico rechazo de
Venezuela se han registrado otras reacciones contrarias a las sanciones de la
Casa Blanca. El canciller de Rusia Serguie Lavro consideró “inaceptable el uso
de la fuerza, incitar disturbios y minar a la autoridades legítimas de
cualquier país”. En la misma sede diplomática, el Movimiento de Países No
Alineados(cuya presidencia “pro-témpore” ocupa Maduro y que representa a 130
miembros) ofreció una declaración en la cual por unanimidad se opone al uso de
sanciones unilaterales por un país al margen de la decisión del organismo. El
mismo día, con la sutileza propia de su
diplomacia , el máximo tribunal de China recibía al presidente del Tribunal
Supremo de Justicia venezolano Maikel Moreno, uno de los principales
funcionarios sobre quien pesan las recientes sanciones.
INJERENCIA Y DIALOGO
Lo ocurrido en los últimos
días se vincula con las exhortaciones y
llamadas de atención de los principales líderes mundiales y voceros de los
organismos internacionales entre los cuales se destacan las gestiones del Papa
Francisco a favor del diálogo y el entendimiento entre los factores del
gobierno y la oposición, y que han facilitado la convocatoria a una nueva
reunión el 27 de septiembre en Santo Domingo, bajo los auspicios de presidente
dominicano Danilo Medina.
Un encuentro, que según los voceros
de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) supone simplemente una “fase
exploratoria”, pero que, dada la gravedad y complejidad del cuadro de “depresión social” (como lo define
el periodista Oscar Silva), que vive el país, ha levantado expectativas sobre
resultados concretos e inmediatos que no lucen factibles en el corto plazo.
La polarización política no
es nueva pero se ha agudizado una vez que la oposición obtuvo el control de la
Asamblea Nacional en diciembre del 2015 y se hizo crítico el “choque de
poderes” entre dos planteamientos ideológicos divergentes y dos modos distintos
de entender la gobernabilidad justamente
cuando también era evidente la inviabilidad de políticas económicas sustentadas
en el alucinógeno de los altos precios
petroleros: El resultado como era previsible ha sido el disparo de la inflación en términos siderales y el agravamiento de las distorsiones sociales
con el incremento de la delincuencia y
la pobreza.
Un contexto semejante
requiere de un mínimo acuerdo entre los ejes de una severa conflictividad pero
que debería comenzar por un tema que parece subestimado por ambos como la reinstitucionalización de los poderes, como premisa para abordar las otras
materias todas demasiado urgentes también.
EL VIEJO BLOQUEO
En la medida que la crisis
venezolana se agrava crece el interés en la comunidad internacional sobre su
desenlace si se toma en cuenta que a lo largo del proceso “chavista-madurista” Venezuela se ha
incorporado a las alternativas de la geopolítica al lado de los países que
ejercen contrapeso a la tradicional
hegemonía estadounidense en
un continente que por sus potencialidades y recursos es clave para el futuro de
la economía mundial. De allí que la ayuda internacional no siempre es generosa
ni tampoco inocente y habría que distinguir entre quienes proponen el diálogo
entre los venezolanos y quienes hablan de salidas “cocinadas” en el exterior e
incluso con la amenaza del bloqueo y la intervención a un país. Días antes de
entregar la Presidencia a Donald Trump el propio Barack Obama, en enero de este
año, recordaba el costoso error cometido
por su país sesenta años atrás con el embargo a Cuba. Y por mera coincidencia
el viernes pasado un grupo de mandatarios de Latinoamérica. El Caribe, África y
el Pacifico encabezados por el presidente ecuatoriano Lenin Moreno, por enésima
vez planteaban en la ONU el cese del bloqueo a la isla. Historia viva y
reciente.
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