Análisis:
Gobernadores:
¿a favor o en contra?
El 15 de octubre se realizará la novena escogencia
mediante el voto de los mandatarios regionales como producto de la Ley de Descentralización
aprobada en 1989 durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. La primera
consulta del 3 de diciembre de 1989 representó un significativo refrescamiento
del escenario político con la emergencia de nuevos liderazgos y la expansión de
organizaciones políticas al margen del rígido esquema bipartidista de Acción Democrática y COPEI. De
alguna manera, las dirigencias de los partidos tradicionales, si bien
proclamaban la urgencia de una renovación actuaban, sin embargo, en sentido
contrario acentuando el centralismo en el manejo de los asuntos públicos en la
línea de favorecer el clientelismo electoral.
La misma introdujo cambios en el mapa político, un año
después de la victoria de Pérez que reafirmaba la mayoría de Acción Democrática
la cual había alcanzado su más alto nivel con 56.72 por ciento de votos en la
elección de Lusinchi en 1983. Los nuevos gobernadores nacidos del voto popular fueron
11 de Acción Democrática: José Gregorio Montilla (Apure); Rafael Rosales Peña (Barinas); José
Gerardo Losada (Cojedes); Modesto Freites (Guárico); José Mariano Navarro (Lara);
José Francisco Ron (Táchira); Elías D’Onghia (Portuguesa), Guillermo Call (Monagas);
Eduardo Morales Gil (Sucre); José Méndez Quijada (Trujillo) y Morel Rodríguez
(Nueva Esparta). Por su parte, COPEI con 7 obtuvo
las gobernaciones del Zulia con Oswaldo Álvarez; Henrique Salas Romer (Carabobo);
Aldo Cermeño (Falcón); Nelson Suárez Montiel (Yaracuy); Ovidio González
(Anzoátegui); Jesús Rondón Nucete (Mérida) y Arnaldo Arocha (Miranda). El MAS
triunfó con Carlos Tablante en Aragua y Causa R con Andrés Velázquez en
Bolívar. Estos dos últimos partidos habrían de robustecer importantes
liderazgos a nivel regional en eventos futuros.
Tres años después, en las elecciones de diciembre de 1992 se
produjo un cambio notable: COPEI obtuvo 10 gobernaciones, AD bajó a siete, el
MAS sumó Amazonas, Sucre y Causa R ratificó su influencia mayoritaria en
Guayana con la reelección de Andrés Velázquez.
Para 1995, AD recobraba su mayoría con 11 victorias; COPEI
bajó a tres; el MAS subió a cuatro. La Causa R perdió Bolívar y conquistó el
Zulia con Francisco Arias Cárdenas, uno de los militares sublevados junto a
Chávez el 4 de febrero de 1992; y Convergencia el partido en el gobierno con
Rafael Caldera ganó la elección en Yaracuy con Eduardo Lapi.
NUEVOS TIEMPOS
La renovación electoral de 1998 estaría marcada por la
emergencia de la opción presidencial de Hugo Chávez y su partido “V República”,
cuyo triunfo de lograrse, tal como ocurrió, implicaría la ruptura del
equilibrio bipartidista de la llamada “IV República”. Si bien en aquel momento
habrían de coincidir los comicios regionales con la elección presidencial en el
mes de diciembre, mediante el acuerdo
del alto gobierno y los partidos se decidió separarlas para evitar que fueran
contaminadas por lo que ya se suponía un inevitable torrente electoral
favorable a Chávez y se decidió adelantarlas para el 8 de noviembre, un mes
antes de las presidenciales. Los resultados de la consulta parecieron darle la
razón al adelanto de la fecha: la alianza MVR, PPT y MAS (Chávez) obtuvo cinco
gobernaciones; AD nueve, COPEI cuatro, Convergencia mantuvo Yaracuy y Proyecto
Venezuela, Carabobo.
El análisis estadístico de los resultados condujo a las
dirigencias de AD y COPEI a la
conclusión de que era posible con una conjunción de sus fuerzas impedir la
victoria de Chávez, y en esas circunstancias ambas direcciones decidieron
retirar las candidaturas de Irene Sáenz (COPEI) y Luis Alfaro Ucero (AD) para
apoyar a Henrique Salas Romer (Proyecto Venezuela) que había acumulado una considerable
fuerza, según las encuestas, como el único competidor capaz de superar a
Chávez. Un mes después, los hechos demostrarían que no se pueden trasladar los
números de manera mecánica al desarrollo de los hechos políticos, cuando Chávez
resultó electo con el 56,20 por ciento de los votos frente a Salas Romer con 39,97 por ciento; Irene Sáenz
quien mantuvo su postulación una vez retirada por COPEI obtuvo el 2,82 por
ciento y Luis Alfaro Ucero, como político de experiencia, evadió el contaje.
LA HEGEMONÍA CHAVISTA
La victoria de Chávez y la aprobación de la Constitución
Nacional Bolivariana en 1999, implicaron un notable cambio político. En el
contexto del proceso chavista, en las elecciones del 2000, la alianza
oficialista obtuvo 17 victorias y la oposición quedó fragmentada logrando 7
gobernaciones. En el 2004, el oficialismo obtuvo 20 gobernaciones y los opositores solo dos: Zulia y Nueva
Esparta. Para el año 2008, PSUV ganó 17, mientras que la oposición aumentó a 5 respecto
a la elección anterior. Para el 2012, con Hugo Chávez enfermo en Cuba, pero recientemente
reelecto frente a Henrique Capriles Radonski, vuelve a retomar el control que
aun mantiene con el poder en 20 entidades.
Las próximas elecciones se darán en un marco distinto que
pronostica un cambio en la correlación de fuerzas desfavorables para el
chavismo. Las votaciones parlamentarias de diciembre de 2015, consagraron la
mayoría opositora no sólo por razones de apoyo partidista, sino porque se
dieron ante una “catástrofe nacional” que afecta directamente la vida de los
ciudadanos y que estimula el llamado “voto protesta”. Esa realidad no ha
variado sino que se ha complicado en todos los órdenes, lo que hace presumir,
lógicamente, que la tendencia opositora debería expresarse holgadamente en la
futura escogencia. Sin embargo, el voto regional no solo obedece a la
polarización nacional, sino que responde a realidades locales y la influencia
de liderazgos sociales vinculado a las comunidades. Podría apostarse a que los
candidatos opositores obtengan mayoría, pero sería arriesgado suponer, como
sugieren algunos comentaristas, que el “madurismo” ahora que emocionalmente ha
resucitado al “chavismo” con la Constituyente, ya conoce irremediablemente su
hora final.
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