MANUEL FELIPE SIERRA,
ENERO 1958, 23 DE ENERO DE 1958
El 1 de enero de 1958 se subleva la Fuerza Aérea en
Maracay. El mayor Luis Evencio Carrillo jefe de la Base concluye la cena de fin
de año con una lacónica frase:”hay que defender la patria y no a un hombre” y
de inmediato sesenta efectivos ocupan la instalación de Boca de Río. La
conspiración se venía urdiendo desde meses atrás en largas reuniones en el
restaurant “Beergartem” frente a la Plaza Girardot.
PRIMERA
JUNTA MILITAR DE GOBIERNO
|
A las siete de la mañana fue desarmado y detenido el
jefe de la base coronel Abel Romero Villate y una hora después un Venus del
Escuadrón de Caza 36 pilotado por el mayor Edgar Suárez Mier y Terán sobrevuela
Caracas como un anuncio para los complotados. Cuenta el periodista
Antonio Manrique: “Maracay estaba sumida en un ambiente revolucionario, con la
gente en la calle persiguiendo a los “seguranales”(los agentes de la policía
política del régimen). Las puertas del Cuartel Páez habían sido abiertas y muchas
armas fueron tomadas por el pueblo maracayero. Militantes de AD, Copei (uno de
los más activos lo era el abogado Godofredo González), PCV y URD, salidos de
sus “conchas”, coordinaban las acciones de los civiles. El Cuartel Sucre era el
centro del fragor revolucionario. En sus calabozos estaban presos más de
treinta integrantes de la Seguridad Nacional que el pueblo quería linchar.
Desde Radio Maracay, Hugo Montesinos Castillo, oficial pasado a retiro por su
antiperezjimenismo, arengaba al pueblo y leía consignas contra el “régimen
dictatorial”.
Pérez Jiménez reúne el Gabinete, mientras se repiten
incursiones aéreas sobre Miraflores, una de las cuales da en el blanco de la
oficina presidencial y un portero conocido como “Perecito” se desploma
carbonizado. Se conoce que el capitán Martín Parada piloto de confianza del
Presidente encabeza la insurrección. A los minutos una columna de blindados del
Cuartel Urdaneta al mando del joven oficial Hugo Trejo se declara también en
rebeldía. Hay noticias, rumores y versiones cruzadas. A la media tarde se
anuncia que el coronel Romero Villate ha retomado la base aérea y horas después
que el grupo de rebeldes comandado por Parada huyen hacia Colombia. Trejo, en
una operación que nunca pudo ser explicada, marchó hacia la capital aragüeña y
fue apresado en La Encrucijada por el coronel Roberto Casanova. En la noche
Pérez Jiménez, con el bastón de mando en la mano derecha, anuncia en cadena de
radio y televisión el aplastamiento de la sublevación y sanciones ejemplarizantes
para los insurrectos. Ciertamente, la acción de Maracay resultó un fracaso
militar, pero exacerbó un clima político ya demasiado sensible.
El día 9, oficiales de la Armada liderados por el
capitán de navío Eduardo Morales Luengo, desplazan varios destructores en La
Guaira. Morales es detenido y en la noche curiosamente se produce la renuncia
del Gabinete y del gobernador del DF Guillermo Pacanins. Al día siguiente,
Pérez Jiménez se ve obligado a nombrar al general Rómulo Fernández ministro de
la Defensa quien le presenta un memorandum con severas exigencias, que
plantea un Gabinete militar y la salida de Laureano Vallenilla Lanz y Pedro
Estrada, los principales operadores del régimen. Al día siguiente, Pérez
Jiménez destituye al ministro Fernández y él personalmente asume el ministerio
de la Defensa. El oficial destituido es enviado a Santo Domingo, pero la
dictadura entra en el juego de los golpes y contragolpes. El 17 la Junta
Patriótica convoca a una huelga general el día 21. El 20, Pérez Jiménez nombra
al vicealmirante Wolfang Larrazábal Comandante de las Fuerzas Navales en medio
de una huelga de prensa. El 21 hay revueltas callejeras, manifestaciones, quema
de autobuses, heridos, muertos y se decreta el toque de queda desde las cinco
de la tarde.
El 22 se produce la sublevación de oficiales en la
Base Naval de Mamo y la Comandancia General de la Marina en el Centro Simón
Bolívar. El capitán Vicente Azopardo está al frente de la acción y se
comunica con sus compañeros de conspiración en la Escuela Militar, el capitán
Felipe Párraga Núñez del Ejército y el teniente José Luis Fernández de la
Aviación, a quienes acompaña el activista civil Oscar Centeno Lusinchi.
Informan entonces al coronel Pedro José Quevedo
director del Instituto de la acción subversiva y éste conviene en que para la
paz del país ya es necesario que el dictador abandone el poder. Pérez Jiménez
llama telefónicamente a Quevedo quien se niega en varias ocasiones a atenderlo.
El mandatario está convencido que una sublevación de la Escuela Militar tendría
un efecto psicológico decisivo en todos los componentes. El coronel Adolfo
Medina Sánchez, jefe del Batallón Bolívar, llega a Miraflores y le presenta un
plan para recuperar la escuela. Según cuenta el piloto presidencial mayor José
Cova Rey, Pérez Jiménez revisó el documento y respondió: “prefiero irme antes
que matar cadetes”.
Ya la Junta Patriótica había perdido contacto con la
mayoría de los enlaces comprometidos con la huelga. El buró político del PCV
reunido en el edificio “San Pedro” de los Chaguaramos, integrado por Pompeyo
Márquez, Eloy Torres, Alonso Ojeda Olaechea, Guillermo García Ponce y el líder
universitario Héctor Rodríguez Bauza, hacen en la tarde un balance desfavorable
de la jornada. Entrada la noche Márquez recibe una llamada de Rodríguez Bauza,
quien había salido a olfatear el ambiente y que identificado con su seudónimo
le dice: “sube a la terraza y espera una sorpresa en pocos minutos”. Márquez y
sus compañeros se miran a la cara con desgano. Luego deciden ir a la parte
superior del edificio.
Al poco tiempo, ven las luces y oyen el estrépito de
un avión que se tambalea bordeando El Ávila. Pérez Jiménez huía en la “Vaca
Sagrada”. Era el resultado de un típico Golpe de Estado, pero la decisión de
marcharse es la consecuencia de un clima de malestar pasivo que finalmente se
tradujo en una movilización activa e indetenible de las masas, que ya no podía
neutralizar políticamente y menos aún aplastar con el uso de las armas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario