Fue en 1947 cuando la “Billo’s
Caracas Boys” rivalizaba con las orquestas de Rafael Minaya (también dominicano)
y Luis Alfonzo Larraín en las pistas de baile, en las emisoras, y en los discos de 75 rpm. En La Habana, encabezada por el líder opositor Juan Bosch y otros activos
anti-trujillistas, con el visto bueno del mandatario cubano Grau San Martín, se
organizó una invasión a Republica Dominicana para derrocar al dictador Rafael Leónidas
Trujillo. La conspiración contaba con la simpatía del Presidente de Guatemala,
Juan José Arévalo, y Rómulo Betancourt quien presidia la Junta Revolucionaria
de Gobierno en Venezuela. Los combatientes se entrenaban en Cayo Confites un
islote frente a Camagüey, y disponían de suficiente armamento, barcos y un
personal de 1800 voluntarios, reclutados de los países vecinos. En el grupo de
anti-trujillistas de Venezuela se alistaron Luis María Frómeta, y su compañero
y paisano Rafael Minaya, quien dirigía entonces la orquesta del famoso Hotel Majestic.
Entre los voluntarios cubanos se incorporó un joven estudiante de 22 años de
nombre Fidel Castro Ruz. El plan fue debelado y Trujillo, con ayuda de Estados
Unidos, anunció una implacable liquidación del foco insurgente. Los futuros
invasores se dispersaron, y algunos fueron rescatados por la Marina cubana y
detenidos por un tiempo en el Campamento de Columbia, en La Habana. Frómeta y Minaya fueron regresados a Caracas como si
nada hubiera pasado. ¿No era acaso una locura cambiar la batuta por el fusil? El
15 de noviembre de 2015, se recordaron los 100 años de Luis María “Billo”
Frómeta.
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