El
ABC de Luis Enrique Alcalá y Ricardo Ríos / Analistas políticos
“Nadie
gana con un país en ruinas”
Hay
que conformar un proyecto político y un programa de reinstitucionalización del
país. El control de cambio es el nudo que se debe romper. Lo peor que puede pasar es que
la anomia se adueñe de las calles. El diálogo tiene que tener instituciones y
un seguimiento que lo vuelva realidad, sostienen los observadores del acontecer
nacional.
Manuel
Felipe Sierra
El
primero es un conocido estudioso del proceso político venezolano, y su portal
“Doctor Político” se considera como una útil guía para comprender los
complicados episodios de la situación venezolana de los últimos años. El
segundo, profesor universitario de matemáticas, es conocido además por su
permanente presencia en los medios de comunicación como uno de los más
acertados comentaristas de la actualidad nacional. Estas son las reflexiones de
Luis Enrique Alcalá y Ricardo Ríos para los lectores del ABC de la Semana.
Comenzando
el año y luego de conocidos los resultados de la elecciones parlamentarias del
6 de diciembre, y los hechos ocurridos en el TSJ y en la AN, todo indica que el
2016 será un año muy tenso, condicionado por un cuadro económico de emergencia.
LEA:
Acabo
de leer un análisis del amigo Ricardo Ríos, que yo suscribo y firmo al ciento
por ciento que destaca como uno de los datos recientes más vistosos la participación
algo excedida del Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, sobre un
episodio intrascendente, si se quiere, en relación con el traslado de los
retratos de Bolívar y Chávez del Palacio Legislativo. Pero todo lo ocurrido en
este sentido y su repercusión en la prensa indica que vamos a vivir
circunstancias muy intensas y conflictivas que se derivan de la polarización
política que no parece cesar con la aceptación del Ejecutivo de la nueva
mayoría opositora calificada en la Asamblea Nacional.
Insistiendo
en el tema, cuál es tu visión general sobre el escenario político y económico.
LEA:
Creo
que este año hay oportunidades, los países pueden coger por aquí, puede coger
por allá, el futuro siempre es un delta, como unos caños donde algunos tienen
más caudal, es decir, son más probables. Tampoco hay infinitos escenarios, hay
unos pocos cauces a los que desembocan los sucesos. El cauce más sensato es
reconocer lo que el pueblo quiere, y ellos está claro, el pueblo venezolano
quiere que le arreglen la situación económica, que le arreglen la situación de
seguridad, que se deje atrás el modelo socialista, porque lo han dicho en
encuestas en las cuales las cuatro quintas partes del país opinan de este modo.
Esa es la expresión mayoritaria del pueblo, la dirigencia política debería
entender que existe un cataclismo que
estamos empezando a ver, y que debería darle cause a esas tendencias. ¿Cómo se
hace eso?, bueno, tu no quieres socialismo, entonces pregunte, convoca al poder
constituyente original. No es explicable que en este tamaño de crisis, “la
corona” deba permanecer callada; ¿por qué siempre se habla de una democracia
participativa?, parece lógico que en este sentido se ponga a participar al
soberano, no sólo para elegir, sino para decidir puntos de fondo: entre ellos
está el tema del socialismo o la salida del presidente Maduro, y para esto está
consagrado el referéndum revocatorio. En la agenda económica el Ejecutivo ha
presentado proyecto de emergencia y que el presidente de la Asamblea Nacional,
Henry Ramos Allup, ha prometido que será discutido exhaustivamente. Entonces
vamos a ver finalmente que sale de esto.
Y
tu visión y tú pronostico Ricardo.
RR:
El
año comienza con una nueva mayoría política contabilizada, es muy importante ya
no es una especulación o una buena o mala interpretación de encuestas, sino que
es un “desiderátum” del ciudadano en su expresión más tangible, y
constitucionalmente más poderosa: la constitución del voto. Y se dio una orden
muy clara, un cambio político urgente en Venezuela, “como vamos no queremos”.
Hacia dónde vamos es el acuerdo que tiene que establecer el electo con el
elector. Ese es el reto que tiene el sector opositor convertido en mayoría en
la Asamblea Nacional, obligada a conformar un programa político, un programa de
reinstitucionalización del país, que es una consigna que tú has manejado mucho
en tu programa, en el que tú y yo hemos coincidido muchas veces, porque un país
sin reglas claras no reconstruye la economía, no recupera la confianza y sin
confianza no hay reinversión ni despegue económico, y esa es una de las claves
para que esta situación cambie. El Decreto de Emergencia Económica presentado
por el Presidente ante la AN no envió las señales requeridas para que la
economía comience a remontar la crisis, y se pone en evidencia que en el seno
de su partido no hay una posición única, sino hay posiciones encontradas. ¿Qué
es lo que vemos entonces?, que hay mucha confrontación, muchas posibilidades de
desencuentro y que el reto fundamental es la reinstitucionalización, para lo
cual se requiere del encuentro, de la reconciliación y de la coincidencia. Por
todo esto, me temo, que este va a ser un semestre sumamente conflictivo y
difícil.
DIÁLOGO
Y CONSENSO
Hay
un tema, que es una especie de “abc”, que es el tema del diálogo, porque para
ir incluso a la reinstitucionalización hay que convenir reglas de juego entre
los actores. Ahora en el escenario venezolano esa tenencia, si no al diálogo y
a la convivencia, al menos a las coincidencias mínimas. Sin embargo pareciera
que en los primeros días de este año se han profundizado las diferencias, y entramos
otra vez en un clima de crispación muy parecido a lo que ocurrió en los años
2002 y 2003, con la diferencia de que ahora los factores opositores tienen una
fortaleza real que en aquel momento no tenían.
LEA:
De
nuevo hay factores que pueden apostar al incremento del “encabillamiento”, a la
crispación, pero por supuesto que hay otros que pueden aminorar esta situación.
Yo he visto en la sesiones de la Asamblea y en declaraciones una actitud de
Ramos Allup, que si bien mantiene su lenguaje aparentemente radical de siempre,
ha tenido frases, si se quiere cordiales, con su viejo compañero de Cámara, el
presidente Maduro. Y este también, en la presentación de su informe anual, ha
tenido gestos similares con el presidente del cuerpo legislativo.
Ricardo,
ves factible el diálogo, o en todo caso, la creación de un espacio de
convivencia que sería necesario para ambos mandos.
RR:
Yo
creo que el diálogo tiene que ocurrir, porque en el país la guerra ha sido
hasta ahora y espero que así se mantenga, una guerra de micrófonos: es decir,
quien hace la declaración más altisonante y quien hace la jugada
burocrático-administrativa más astuta, como la reciente denuncia al TSJ, la
marcha por aquí y por allá de oficialistas y opositores, por la reciente
confrontación de los símbolos que nos distrajo mucho en estos días. Pero el
país está muy inmerso en una crisis económica, que lo bueno acaba de pasar y lo
malo viene. Y todos vivimos aquí, y ninguno de nosotros ganamos con un país en
ruinas. Lo peor que puede pasar en este país es que la anomia se adueñe de las
calles, y esa es una posibilidad muy alta, y creo que en parte la hemos vivido;
cinco ataques a la Guardia Nacional y a la Policía Nacional en lo que va de año
con granadas y pistolas hechas por el hampa y sin detenciones, es decir la
existencia de una fuerza con capacidad operativa local, con una sociedad
menguada y asustada por una escasez y un desabastecimiento superior al del año
pasado, debería obligar a una alianza nacional y decir: “aquí hay que evitar el
hambre, hay que evitar desbarajuste social, y hay que evitar que la
instituciones se disuelvan”. Por eso hay que bajarle el tono a desconocer a la
Asamblea Nacional, sino procurar que los poderes se reconozcan en sus funciones,
porque hay urgentes puntos de encuentro para que la sociedad subsista en paz,
que es lo más importante, porque en guerra ya no hay discusión.
Luis
Enrique, qué opinas sobre el tema.
LEA:
Era
costumbre de la vieja Constitución de 1961, que se instalaba la Cámara e ibas
en comisión ese mismo día ante el Presidente de la Republica para hacerle saber
que ya estaba instalada, se informaba quien era el Presidente del Congreso y
Diputados y el Jefe del Estado daba un discurso, y hay uno famoso en el que
Lusinchi recibe a las comisiones en 1986, y dice en el discurso: “El Estado
casi se nos está yendo de las manos”, eso es como si tu estas en un avión de
pasajeros 747 en primera clase y ves que sale piloto y te anuncia: “el avión ya
no me está respondiendo a los mandos”, es realmente preocupante. Pero esa
costumbre existía en el pasado, era ritual, había amistad entre los poderes. A
diferencia de ahora, con ese “enguerillamiento” que Ricardo acaba de describir,
que te pones de malcriado a ver quién, que es más “astuto”, con que truco puedo
yo hacer más daño al otro.
LOS
CUATRO PILARES
Por
cierto, en el famoso discurso de Caldera en el Congreso el 4 de febrero de 1992,
al fracasar el golpe de Chávez, y que sigue siendo considerado por muchos como
un “espaldarazo” al líder golpista, el antiguo Presidente también se refirió a
la situación de deterioro de las condiciones de vida de los sectores populares
y habló de la necesidad de un acuerdo para afrontar la situación.
RR: Yo
creo que lo más importante del aquel discurso de Caldera, más que la
calificación de “golpista” que se le dio fue el planteamiento de los “cuatro
pilares”, el pacto de las elites sobre las cuales funcionaba la democracia
venezolana, que eran la Fuerzas Armadas, los empresarios, el movimiento
sindical y los partidos políticos. Por cierto que alguien con mucha experiencia
política como Teodoro Petkoff escribió un artículo al respecto donde planteaba
que allí estaba la salida de la crisis. Y también sobre esos pilares cabalgó
Caldera durante los tres primeros años de su gobierno, siendo minoría y con una
economía en cero, por lo que muchos se preguntan, cómo en esas condiciones su
gobierno no se quebró. Simplemente porque el diálogo y el acuerdo, más allá del
tono declarativo debe soportarse en instituciones que lo conviertan en
realidad.
LEA:
Eso
de los pilares me gustó, solo que añadamos ahora, porque estamos en épocas más
modernas, que el pilar fundamental no son los militares, ni los empresarios ni
la academia, sino que es la Asamblea Nacional, que desde la constitución del
99, tiene un rol preciso para convocar referéndums consultivos, revocatorios y
abrogatorios. Por ejemplo podría abrogar esa ley que en horas de la madrugada,
a punto d acabarse la Ley Habilitantes, anuncio Maduro sobre el Banco Central.
Con sólo 5%, es decir con novecientas mil firmas se puede convocar un
referéndum abrogatorio. La idea es, ¿somos demócratas?, ¿creemos o no creemos
en el pueblo?, ya que ser demócrata es creer en el pueblo y su sabiduría,
entonces el pueblo si tiene forma constitucional de como luchar contra lo que
considera injusto o no conveniente. Lo mismo ocurre con el tema del socialismo,
hay que poner en juego la voz del soberano mediante un referéndum para que
decida si se puede seguir ejerciendo el poder sobre la base de que estamos en
un modelo socialista que no es constitucional. Más allá de la MUD o PSUV,
pienso que hay que apelar a la voluntad del soberano para asuntos tan
importantes como los acuerdos o la reconciliación.
En
un plano más concreto, frente a una crisis que ya no sólo es económica, sino
que es una megacrisis, con graves implicaciones sociales y políticas, ustedes
piensan que más allá de las medidas contenidas en el famoso decreto ley presentada
por Maduro, ¿cuáles creen que deberían ser los pasos y las medidas
fundamentales para enfrentar lo que es, prácticamente, una verdadera tragedia?
LEA:
Yo
creo que esta de “anteojito” la unificación cambiaria, y la eliminación del
control de cambio. Tenemos desde el 2003 hasta el 2016, trece años de control
cambiario, una medida que es usualmente temporal y que normalmente dura de tres
meses a un año y medio, y que la hemos tenido por más de una larga década. ¿Qué
ella va a encarecer los productos?, desde luego. Como ha dicho el reconocido
economista Francisco Rodríguez una cantidad de veces: “Usted puede con el
“pocotón” de bolívares que van a entrar con la nueva de tasa de cambio que fija
el mercado, la posibilidad de utilizar buena parte de esos recursos para paliar
sus efectos negativos sobre la población de menores recursos”, ese esquema
tiene que aplicarse. Claro que se pueden hacer otras cosas, pero este, sin
duda, tiene que ser el corazón de la política económica.
RR:
Yo
también creo que ese es el nudo que hay que romper, levantar el control de
cambio requiere, sin embargo, de un complicado proceso y seguramente habrá que
pasar por una política de bandas con comportamientos distintos entre banda
inferior y superior, ya que la banda superior debe ser protegida para evitar
que estalle un conflicto inflacionario mucho más grave en una “economía de
puerto”. Yo creo que los empresarios venezolanos están dispuestos a correr
riesgos si existen las divisas.
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