El ABC
de Jesús “Chúo” Torrealba / Secretario Ejecutivo de la MUD
“Buena
parte del capital político del chavismo
no
tiene nada que ver con el sueño totalitario”
La
victoria del 6D es de la gente que tuvo la valentía de ser oposición. Hay un
hilo conductor entre la derrota de la Reforma Constitucional del 2007 y la
victoria democrática del 2015. La Mesa de Unidad Democrática es un logro del
país y no de los partidos, señala el dirigente político.
Manuel
Felipe Sierra
Es
periodista y durante años su programa “El Radar de los Barrios” (en radio y
televisión), ha sido reflejo de las denuncias y las protestas de los sectores
populares. Tiene también una amplia experiencia política que lo llevó a ser un
factor importante de la Coordinadora Democrática que en los años 2002, 2003 y
2004 condujo las luchas democráticas hacia el referéndum revocatorio
presidencial. En los últimos meses se ha desempeñado como vocero de la MUD y
analista del acontecer nacional. Estas son sus reflexiones para los lectores
del ABC de la Semana.
Estos
han sido meses muy intensos, y condujeron a la extraordinaria victoria de los
candidatos de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) en las elecciones parlamentarias
del 6 de diciembre, que incluso consolidaron una “mayoría calificada”, que en
los sondeos de opinión más optimista no parecía factible. Ahora se trata de
administrar un triunfo desde el poder legislativo que, junto con la Presidencia
de la República, son las únicas instancias producto de la voluntad popular. En
la práctica ello significa una especie de cogobierno. En la alternancia
convencional de los partidos, podría ocurrir sin traumas, pero en el caso
venezolano, se trata de una difícil convivencia entre un gobierno democrático y
un modelo de naturaleza autocrática. ¿Cómo administrar esa “contradicción”?.
Sí, yo creo que en primer
lugar hay que ubicar con precisión que esta es una victoria de todos, esta es
una victoria en primer lugar de la gente que mucho antes de mi llegada a la
secretaria ejecutiva de la MUD tuvo el coraje, tuvo el arrojo, tuvo la valentía
de ser oposición y de ser unidad cuando el Gobierno tenía todo el dinero del
mundo, cuando tenía el control de todas las instituciones, cuando tenía un
liderazgo “galáctico”, cuando tenía la popularidad por la estratosfera, en esas
condiciones, cuando no había perspectiva de triunfo de corto plazo, cuando
había que jugar con “cara de gol en
contra” unos venezolanos por razones de principios decidieron correr el riesgo
de ser oposición. Entonces a esos venezolanos que en el transcurso de los
últimos años fueron cambiando de opinión, que se salieron de la órbita cultural
y clientelar del oficialismo para incorporarse al campo democrático, se debe
esta victoria.
Por
cierto, cuando asumiste la secretaria ejecutiva de la MUD en septiembre del
2014, declaraste que el principal adversario para una victoria no era el
gobierno, sino el escepticismo que se había apoderado de buena parte del país,
incluyendo de los sectores opositores.
Claro, tienes razón, eso fue
así. Ocurre que los mismos que hoy analizan la victoria del 6 de diciembre y
dicen “que era inevitable” son las mismas personas que durante los últimos 14
meses, uno les decía “vamos a unir la oposición” y no lo creían; decíamos
“vamos a hacer la primarias” y no lo creyeron; decíamos “vamos a tener tarjeta
única” y no lo creyeron, y finalmente dijimos “vamos a ganar las elecciones” y
dijeron “no chico, no las van a ganar y si las ganan se las van a robar”. Esas
son mismas personas que hoy dicen “la victoria era inevitable”. No chico, no
eran inevitable, a la victoria había que “echarle piernas”, había que
trabajarla, había que construirla, teníamos que construir esa “maraca” de
maquinaria de defensa del voto que estuvo hasta la última hora, hasta la
madrugada del 7 de diciembre peleando acta por acta, eso había que hacerlo y lo
hicimos.
PENSAR
COMO GANADOR
En
ese momento dijiste que había que pensar como ganadores en función de las
inmensas y difíciles tareas que se avecinan.
He dicho “tenemos que aprender
a pensar como ganadores”; porque nosotros, tanto la dirigencia política como el
ciudadano de a pie tiene que aprender a pensar que esto es muy importante y que
también es un proceso que no se da de la noche a la mañana. Teníamos 17 años
administrando reveses ahora tenemos la responsabilidad de administrar una
victoria; tenemos que aprender a pensar con la serena firmeza en quien se sabe
mayoría, sin el miedo, sin la angustia de la víctima y desde esa posición
abrirnos al análisis de esta muy dura circunstancia en la que nos toca actuar,
porque ciertamente estamos administrando una victoria política pero en el marco
de una crisis económica y social realmente pavorosa.
Insisto
en que es necesario tomar en cuenta que se trata en una confrontación entre dos
visiones, y que por ello se impone la creación de un clima, sino de acuerdo, al
menos de coincidencias para imponer la “reinstitucionalización” del país.
Existe la Constitución Bolivariana de 1999, pero también una estructura legal
de facto, construida por Chávez después del rechazo a su Reforma Constitucional
del 2007, que viabilizada por las leyes habilitantes, creó una estructura legal
no necesariamente democrática, pero que le facilitó a Chávez imponer el “Socialismo
del Siglo XXI”.
Si Manuel, yo estoy
absolutamente de acuerdo con tu visual, pero yo sugeriría hacer una segunda
lectura a la afirmación de que están en confrontación dos modelos, yo estoy de
acuerdo, pero creo que sería ligero decir que esos dos modelos están
simétricamente representados por la MUD en un caso y por el PSUV en otro. Creo
que se debe ir un poco más hacia el fondo, yo creo que es prudente recordar lo
que ocurría en este país, incluso estando vivo el presidente Chávez, que cuando
hablaba de solidaridad con el débil social, de solidaridad con el pueblo, de
amor por los pobres sus puntos subían mucho, pero cuando hablaba de “Socialismo
del Siglo XXI”, cuando hablaba de que Cuba era el “mar de la felicidad”, cuando
hablaba del proyecto autoritario, sus puntos bajaban automáticamente, eso
ocurría, repito, con Chávez en vida.
¿Como
se explica esta situación?
Se explica porque buena parte
del capital político del oficialismo no tiene nada que ver con el sueño
totalitario, sino que tiene que ver con objetivos que son comunes al campo democrático,
como el tema de la solidaridad social, el tema del empoderamiento popular, el
tema del combate a la corrupción, el tema de tener instituciones pero
instituciones con pueblo, eso es común al planteamiento democrático, entonces
yo sugeriría hacer un re-fraseo de esto y ubicarnos, no en la confrontación
formal de los discursos políticos sino ver la confrontación real de los
modelos. Hay un modelo autoritario que es protocubano, es nostálgico del
socialismo real que es ese modelo que aquí se ha instrumentado a partir de las
recetas colonialistas de los españoles de Podemos, pero ese modelo es rechazado
por la sustancial mayoría del pueblo venezolano incluyendo a muchísimos
chavistas.
Ello
explicó, seguramente, la derrota de la Reforma Constitucional del 2007, estando
Chávez en plenas condiciones, e incluso a pocos meses de haber sido reelecto
para un nuevo mandato.
Así es, hay un hilo conductor
entre la derrota de 2007 y la derrota del 2015. Hay un pueblo venezolano que
más allá de la franela azul, amarilla o roja está ubicado en las coordenadas
políticas y culturales de lo que podríamos llamar la socialdemocracia avanzada,
la centro-izquierda moderna, entonces esa gente repudia de manera activa lo que
es el discurso, y no me refiero a la expresión oral sino a la realidad
existencial del madurismo como enfermedad terminal del oficialismo, ese
discurso es un discurso autoritario. Recordemos que el único logro fundamental
de toda la “quincalla verbal” del oficialismo en 1998, lo único que se podría rescatar
es el tema de la democracia participativa y protagónica, porque es una búsqueda
mundial, es una búsqueda planetaria de cómo acercar a los electores y a los
elegidos, a los administradores y a los administrados, a los gobernantes y a
los gobernados. En Venezuela esa búsqueda planetaria adquirió esa forma y esa
etiqueta “democracia participativa y protagónica” ¿Quién ha sido el principal
enemigo, el principal adversario de esta concepción democrática? No ha sido la
oposición, no ha sido Fedecámaras, no ha sido el “imperio”, el principal
enemigo de la democracia participativa y protagónica ha sido el militarismo del
Gobierno, no lo militar que es una profesión digna y debe ser digna, pero el
militarismo es una excrecencia, porque la verborrea militarista sabotea,
interfiere y finalmente acaba con la democracia participativa, porque cuando se
está en guerra, no hay participación, solo hay disciplina y quien se desmarque
de la disciplina es traidor.
RETÓRICA
DE LA GUERRA
Esa
estrategia de la confrontación militarista que no es propiamente militar, es la
que explica, seguramente, la prédica del oficialismo de que enfrentamos una
“guerra económica”.
Desde luego, porque la
retórica de la guerra permite “bypasear” al pueblo, la retórica de la guerra
permite traicionar la oferta de la democracia participativa y protagónica. Pero
el pueblo quiere democracia con apellido o sin él, quiere democracia y por eso
el modelo que está confrontando al modelo heredado por Maduro es un modelo
ampliamente mayoritario que reúne a toda la oposición y, también, a una parte
sustancial del oficialismo.
Recientemente
enviaste una carta a la Asamblea Nacional, donde planteas la necesidad de una
“salida constitucional”, como requisito para crear las condiciones del diálogo
y las coincidencias y reestablecer plenamente las instituciones democráticas en
Venezuela.
Yo creo que es una urgencia
Manuel Felipe, fíjate, si nosotros tuviéramos en el año 2016 el barril del
petróleo a 30 dólares que no los tenemos, pero si tuviéramos barril del
petróleo a 30 dólares durante todo el año terminaríamos el año con un ingreso
de aproximadamente de 34000 millones de dólares, pero si nosotros importáramos
en el año 2016 apenas un tercio de lo que importamos en el año 2015 en materia
de alimentos y medicinas terminaríamos con un gasto, este año, de 36000
millones de dólares, es decir, a la luz de los hechos reales, de los números
fríos, este año no tiene como terminar bien o sea, no se trata de una necesidad
se trata de una urgencia de supervivencia, ahora ¿Cómo se enfrenta eso? ¿Con la
receta soberbia de un “gobiernito” que como el de Maduro, a pesar que no tiene
consenso ni de sus partidarios, intenta ponerle decretos a la Asamblea Nacional
que es como decir imponérselos al país sin consultarlos previamente? No, ese no
es el camino, el camino es convocar a todos los talentos, a todas las
capacidades, a todos los actores sociales y económicos del país a unir
esfuerzos para transformar la crisis en oportunidad y eso pasa por recuperar
algo que está en la esencia del demócrata, que es la cultura del pacto.
Acabamos de pasar el 23 de Enero, el 23 de Enero de 1958 hubo un pacto que dio
lugar a la Junta Patriótica y que dio al traste con la dictadura de Pérez
Jiménez, pero más allá de eso luego hubo otro pacto que le garantizó al país
décadas de estabilidad y de prosperidad, hoy la única manera de enfrentar una
crisis tan profunda y tan amplia como ésta, es construyendo un pacto por la
Venezuela unida y ese pacto, propongo yo simplemente para que se abra el debate
simplemente para que se inicie la discusión, pudiera tener cinco objetivos muy
claros.
¿Cuáles?
Uno, el pan porque en este
momento el enemigo fundamental es el hambre; dos, el trabajo porque el trabajo
es la única manera sostenible y decente de alcanzar el pan; tres, la seguridad
porque sin seguridad ciudadana para las personas sin seguridad jurídica para
las empresas y sin seguridad del país el acceso a las medicinas no hay vida y
sin vida no hay nada más; cuatro, democracia porque sin poderes autónomos que
se regulen mutuamente los corruptos seguirán haciendo de las suyas como en
estos 17 años y finalmente, libertad porque esa es la vocación histórica del
pueblo venezolano, pan, trabajo, seguridad, democracia y libertad, pudieran ser
los cinco puntos fundamentales de eso pacto por la Venezuela unida, ese pacto
que sea capaz, no solamente de vencer la crisis sino, de transformarla en
oportunidad.
La
MUD resulto fortalecida, incluso anímicamente, después de la victoria del 6 de
diciembre. Pero hay que entender que se trata de una alianza que funcionó
frente a una coyuntura específica como fueron las elecciones. Pero que en su
seno conviven propuestas y visiones diferentes, que lógicamente tienden a acentuarse
dado al cuadro político, económico y social del país. ¿Hasta dónde está garantizada
la unidad de le MUD? Se sabe, por ejemplo, que Leopoldo López, María Corina
Machado y Antonio Ledezma, tienen divergencias tácticas con el resto de los
partidos, y también está presente la elección de gobernadores en diciembre del
2016 en las cuales la escogencia de candidatos, legítimamente, suele provocar
enfrentamientos que en algunos casos derivan en fracturas y distanciamientos.
Yo en realidad no sé qué
elecciones tendremos a final de año, pudieran ser de gobernadores y algo más. O
pudiera haber otras elecciones a la luz de la profunda crisis económica y
social que vivimos, para lo cual es necesario resolver el tema de la confianza,
y para ello es indispensable promover un cambio político urgente. En relación
al tema de la unidad, se está administrando con sobriedad una victoria que es
muy importante, y las victorias suelen fortalecer la unidad. Pero también hay
que decir con toda claridad que la MUD no se pertenece a sí misma, la unidad no
se pertenece a los partidos que la componen, sino que es un logro del país y es
una exigencia de este proceso histórico, por eso hemos tomado ya algunas
medidas. Por ejemplo, tomamos decisiones acerca de que todas las posiciones de
cargos electivos, ejecutivos y nominales sean escogidos por primarias en el
futuro inmediato, es decir, se invierte aquella relación de que la norma era el
consenso y se hacían primarias por defectos solamente allí donde no lograban
ponerse de acuerdo los actores, ahora es al revés, ahora la norma es la
primaria y habría consenso únicamente en circunstancias excepcionales.
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