jueves, 4 de febrero de 2016

4F 92: DERROTA Y VICTORIA



El intento de Golpe de Estado liderado por Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992 fracasó militarmente. Pero curiosamente habría de triunfar políticamente con el tiempo. A partir de aquel día (potenciado por el discurso de Rafael Caldera en el Congreso Nacional y voceros como Aristóbulo Istúriz de Causa R), el país entró en una creciente turbulencia que devino en ingobernabilidad. En los meses siguientes se habló de conspiraciones y movimientos en los cuarteles. Caldera se consolidó en las encuestas como candidato presidencial para las elecciones de 1993. Chávez, preso en Yare, construyó un movimiento de extensión nacional y su liderazgo se creció en la opinión pública. La situación se tornó tan grave que se creó una comisión especial de personalidades para estudiar la posibilidad de una Asamblea Nacional Constituyente, con la cual estuvo de acuerdo el propio mandatario. COPEI, principal partido de oposición, decidió ir al Gabinete para apuntalar al gobierno. Los grupos militaristas y opositores, tradicionalmente golpistas, descubrieron que después de 40 años eran posibles las asonadas castrenses. El ADN militarista de los venezolanos se había activado nuevamente. El 27 de noviembre estalla un pronunciamiento encabezado por altos oficiales de la Armada y la Marina, que si bien resultó aplastado, demostró que la conspiración no era sólo de los jóvenes “comacates” del prisionero Chávez. En enero de 1993 se conoce una denuncia contra Pérez sobre un presunto hecho de corrupción. La Fiscalía de la Republica y la mayoría de los magistrados del TSJ acuerdan su enjuiciamiento. Algunos medios de comunicación, grupos económicos descontentos por el viraje de la economía, antiguos conspiradores, los remanentes de la izquierda del años 60’s y la mayoría del Congreso Nacional (incluso el partido de gobierno) presionan su renuncia, la cual se materializa el 21 de mayo. En solo 15 meses Chávez había logrado, con el apoyo civil y mediante un mecanismo constitucional, lo que no pudo lograr con las armas. Lo que vino después fue el “remezón” inevitable de la conspiración nacida años antes en el Samán de Güere de Maracay. En 6 años un militar desconocido conquistaba la Presidencia de la Republica, para presidir un periodo de gobierno que ahora llega a los 17 años. Quiérase o no, un verdadero “record histórico”.

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