miércoles, 13 de abril de 2016

INFLACIÓN CON ASPIRINA


Ocurrió una mañana de marzo 1982 en Santiago de Chile.  Nos reuníamos un grupo de periodistas de América Latina en la sede de la CEPAL. En un austero y amplio salón se intercambiaban opiniones sobre la deuda externa latinoamericana y la hiperinflación que azotaba a los países del Cono Sur. La reunión la presidia el propio fundador del organismo el ya mítico Raúl Prebis. Sentado en el sillón principal, de impecable traje negro el economista argentino (fue su última visita al exterior) seguía atento el debate. Enrique Iglesias entonces el secretario general ponía orden en la reunión. Cada una de las intervenciones era más sombría que la anterior. Los números resultaban espeluznantes y según ellos no sólo la deuda era impagable sino que se vaticinaba un futuro de pobreza y calamidades. En mi derecho de palabra hice una breve exposición sobre la situación venezolana con los datos del BCV que tenía a mano. Había un indicador preocupante: una creciente fuga de divisas y el temor sobre el impacto que podría causar la crisis financiera de México. En el receso se cruzaban opiniones todas pesimistas y desalentadoras. Uno de los ponentes cepalista con una taza de café en la mano se acerca y me dice: “Los felicito el caso de Venezuela es de tratamiento con aspirina”. Ahora se acaba de publicar el informe de la CEPAL  para el 2016 que indica: “Venezuela registrará el peor desempeño regional con una caída estimada en 6.9 de PIB “. Ahora son un caso de terapia intensiva, diría el amigo chileno. 

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