jueves, 10 de marzo de 2016

CON SU PERMISO, CAMARADA LENIN



El mausoleo de Vladimir Lenin en el palacio de El Kremlin en Moscú es el mayor símbolo religioso del comunismo. Miles de fieles, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, se detienen para ver el rostro momificado del “Zar del martillo y la hoz”, o el “jesuita político” como lo llamaban algunos críticos benévolos. Pero la famosa tumba ha sido también una estación obligada para los turistas que visitan la capital rusa. Desde hace un tiempo (es la décima vez que se recurre al tema), se discute si sería conveniente trasladar los restos del arquitecto de la revolución bolchevique a otro lugar donde también comparta honores con revolucionarios inmortales. La razón es doble: las colas ante el monumento han disminuido notoriamente en los últimos años, y Moscú está siendo sometida a una remodelación de su arquitectura que debería afectar la ubicación del histórico monumento. El propio Vladimir Putin se inclina por el traslado. Los mitos ciertamente no desparecen, pero tienden a desvanecerse con los años y la relectura de la historia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario